Diosa de la noche, que deja rastro de su fragancia allá por donde pisan sus desarraigados tacones. Renace del propio anhelo.
Eres, la calma de un día agitado.
Tu olor es una bofetada de aire limpio, fíjate. Maldita tu presencia, que se estanca en mi recuerdo desde que te conocí; y a ti no te olvida ni Dios.
Eres, la inspiración de un poeta.
Tú tan caprichosa; y yo tan encaprichado de ti...
...Eres, la musa del pecado.