Tan solo pensar la idea de compartirme, corroe una desazón llena de mugre y óxido que se genera en los orígenes y abarca hasta mi última molécula. Siempre existió ese temor por el sentimentalismo ajeno, y ya pedí perdón por ello.
Me negué la necesidad por abrirme en canal y que rezuman las cucarachas de mi interior. Aún aguardo el lastre del pasado; nadie es digno para analizar las partículas de mi alma.
Huele a rancio desde mi posición. Sigo aquí, en el núcleo del vacío, ornamentado de miel y veneno mientras acaricio la ciencia para salvar el arte.
No hace falta que me sueñes,
ya me masturbo yo.
Muy bueno. Llevaba tiempo sin pasarme por aquí y lo iba echando de menos.
ResponderEliminarTe espero en mi blog, “Esta mañana y otros cuentos”
pues acariciar la ciencia para salvar el arte, el pan de cada día. Me encanta esta entrada, cada vez me gusta más este blog. Gracias.
ResponderEliminarSin duda, el arte lo estás salvando.
ResponderEliminarSaludos.
Hay luz en todas las almas.
ResponderEliminarY la luz se comporta como onda y como partícula.
Si nadie es digno de analizar las partículas de tu alma,
no seas egoísta,
alguien habrá digno de analizar sus ondas.
Me parece bien que hagas cosas que no estás de acuerdo y que sabes que en algún momento te ayudarán a hacer lo que más deseas....el arte :D un abrazo
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, hacer en verdad lo que a uno le aporte, ese, será tu verdadero arte, valga la redundancia.
ResponderEliminarAbrazos, Antony. :-)
La creación-imaginación artística es de lo poco que se puede salvar del saldo que presenta el ser humano a lo largo del tiempo.
ResponderEliminar"acaricio la ciencia para salvar el arte."
ResponderEliminarCon esa frase me quedé y aún la acaricio.
Saludos.
PD. Leerte a ti es desear seguir escribiendo.
Eres Noemí?
ResponderEliminarFuerte!!!, está demas decir que me ha gustado sobre todo por las ideas que me genera.
ResponderEliminarUn beso grande