Murió la muerte por la muerte.
Otra vez ruge el fuego, se tiñen las paredes de balas, deshilachadas las chaquetas y del suelo salpica la metralla en los rostros hundidos: Esta tierra no es tuya.
Descansen las armas y que la naturaleza oxide los cañones, que broten raíces de las medallas, bebed en vuestros cascos y arrancad el esqueleto: Esta guerra no es mía.
Quién fuera verde, un rato más.
Quién fuera verde, para abrazarte.
Malditas guerras y los que las provocan.....me uno a tus deseos.Saludos
ResponderEliminarSin embargo sin la guerra no existirían poemas como el que acabas de leer y que te ha gustado. Todo tiene varias caras.
EliminarEl hombre es, NECESARIAMENTE, un lobo para el hombre.