Mandíbulas cerradas de dientes destrozados. Alguien rompió la mesa, y no fui yo, los platos de plata fundidos en el desastre. El cementerio se quema con la ropa de los once reyes. Cae, de mi mano, sangre coagulada; pero no es mía, por mi libertad que no miento.
Murieron todos en la reyerta, por mi recuerdo que no maté a nadie. Pero me culpan, aunque lo hiciera un pajarillo.
El jilguero tiene su rama, el árbol le aguanta el nido.
Aunque hace tres días gorjeó para mí.
buen proyecto se avizora si decides desarrollar narrativa , tiene elementos interesantes
ResponderEliminarsaludos
Me gusta la grandeza de tu mente.Gracias por pasar por mi lugar
ResponderEliminarLevantas el vuelo y miras en perspectiva tratando de crear otra forma de ver las cosas...Y lo haces de forma directa, original y rotunda...Ese jilguero sonríe, ha conseguido darte la chispa de inspiración.
ResponderEliminarMi abrazo y ánimo por tus genuinas letras.
Interesante y original relato, tienes madera de escritor.Saludos
ResponderEliminarTú poesía se potencia alrededor del número 11, qué curioso, qué tendrá.
ResponderEliminarTienes un estilo muy peculiar, puedes crear con el knteresantes historias como esta del jilguero. Saludos.
ResponderEliminarMariarosa
Muchas gracias por tu visita tan amable.
ResponderEliminarUn placer me haya permitido llegar hasta aquí y leerte.
Un abrazo.
Que buen juego textual fusionando prosa y poética. Un abrazo
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